Reinventarse: “Es volver a ser niños”
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Rafael Mies
Aprovechando la época navideña y para salir un poco de la coyuntura que, como dicen los lolos, está "tóxica", vale la pena volver a las raíces y esencia de la actividad empresarial, qué no es otra que el desafío de la permanente reinvención.
Y que mejor, en línea con estas fiestas, que volver los ojos a los niños. Ellos, como pocos, son capaces con sus genialidades de alegrarnos el día y hacernos reflexionar que en la simpleza de las cosas está muchas veces la respuesta de todo aquello que nos hace felices.
Todos los padres, madres o abuelos, saben que en estas fechas les espera de más de un niño la pregunta: "¿qué me trajiste?" Para responder, permítanme compartir una anécdota:
Esta historia comienza, cuando mi amigo Raúl, junto a su esposa y seis hijos se vienen a vivir a Chile. A la llegada les esperaba sólo una casa con una montaña de muebles y una gran pelea de los niños por encontrar sus juguetes. Era tanto el caos que los niños fueron exiliados al patio mientras ayudábamos a desembalar muebles.
La gran revelación llegó cuando habíamos terminado por fin de desempacar y solo quedaba una gran caja del refrigerador, plantada en el medio del salón esperando ser tirada a la calle.
Sin embargo, ante los aburridos ojos de los niños, que nos miraban desde afuera, la caja fue entregada a ellos para su "entretención".
En pocos instantes, la caja del refrigerador había dejado de ser una caja para convertirse en un submarino, y luego en un refugio contra dinosaurios y finalmente en un castillo.
Cuando por fin se les hizo entrega de sus juguetes tradicionales, estos habían dejado de ser atractivos. La famosa caja se había convertido en "el juguete perfecto", no solo a nivel individual sino también colectivo ya que, a pesar de las diferencias de edades, de una u otra forma, siempre terminaban jugando todos juntos.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con la empresa?
A mi juicio, bastante, puesto que nos invita a reflexionar sobre aquello que nos motiva y anima y que es el ingrediente más valioso de las organizaciones que son capaces de reinventarse permanentemente.
Como adultos, generalmente pensamos con el paradigma del "cumplimiento". Este se basa en objetivos, control, evitar desviaciones, minimizar riesgos. Los niños, por su naturaleza, piensan con el paradigma de la "travesura", que se basa en explorar posibilidades, encontrar lo nuevo, disfrutar creando, etc.
Muchas empresas están en pleno proceso presupuestario 2015, quizás sea este un buen momento para dar espacios a la reinvención, trabajando con esas cajas que pareciendo bultos que hay que tirar a la calle, puedan servir de desafíos de innovación y creatividad y, de paso, una excusa para divertirse un poco más en este proceso, que es algo que sin duda hace falta en el, demasiadas veces, gris Chile de hoy.
Para concluir, junto con desearles una feliz navidad, aprovechar de recordar en estas fiestas a aquél que hace más de dos mil años, nos invitó a buscar la perfección "aprendiendo a ser como los niños".